Los riesgos globales en 2025: una advertencia para empresas y profesionales
Cada año, el Foro Económico Mundial publica el Global Risks Report, uno de los análisis más relevantes a nivel internacional sobre los desafíos que marcarán la agenda económica, social y política del planeta. En su edición de 2025, este informe pone el foco en amenazas como los conflictos armados, el cambio climático, la desinformación o los ciberataques, alertando sobre un escenario de inestabilidad creciente.
Desde el Consejo General de los Gestores Administrativos consideramos fundamental trasladar este análisis al ámbito de nuestra profesión, para que los gestores administrativos puedan comprender su impacto y anticiparse a los efectos que estas dinámicas globales tendrán sobre autónomos, pymes y empresas. El artículo que sigue ofrece una lectura clara, rigurosa y adaptada del informe, con el objetivo de fortalecer nuestra capacidad de respuesta como colectivo profesional al servicio del interés general.
Podrás acceder al informe completo a través del siguiente enlace: https://www.consejogestores.org/wp-content/uploads/2025/07/WEF_Global_Risks_Report_2025.pdf
Los riesgos globales en 2025: una advertencia para empresas y profesionales
Introducción: comprender el riesgo para actuar con responsabilidad
Vivimos tiempos complejos, donde la capacidad de anticipación y adaptación es casi tan importante como el cumplimiento normativo o la gestión contable. Para los profesionales que están al lado de autónomos, pymes, empresas familiares o instituciones —como lo están los gestores administrativos— comprender el contexto global se ha convertido en una necesidad profesional. Los riesgos que emergen a escala mundial no tardan en traducirse en normativas nuevas, en alteraciones del mercado, en disrupciones tecnológicas o en cambios en las exigencias administrativas. Por eso, cada año, cuando el Foro Económico Mundial publica su Global Risks Report, conviene prestarle atención.
Este informe, convertido ya en una referencia internacional, no solo recoge la percepción de más de 900 expertos de todo el mundo sobre los principales riesgos que amenazan la estabilidad global. También ayuda a detectar las tendencias de fondo que, tarde o temprano, impactan sobre nuestras empresas, nuestros clientes y nuestras propias estructuras. Analizar este informe no es un ejercicio académico, sino una forma de estar preparados ante lo que puede venir: conflictos, crisis climáticas, cambios normativos, ciberamenazas, quiebras de confianza institucional o transformaciones tecnológicas.
En este artículo, ofrecemos una lectura razonada y clara del Global Risks Report 2025, destacando los aspectos más relevantes para la profesión y traduciendo su contenido al lenguaje de quienes tienen que tomar decisiones cotidianas, sin perder de vista el largo plazo. Porque comprender el riesgo global no es un lujo reservado a las grandes corporaciones, sino una responsabilidad compartida para todos los que trabajamos por una economía más robusta, más segura y más sostenible.
Los riesgos de 2025
La incertidumbre ya no es una excepción: se ha convertido en el marco habitual del presente. Así lo refleja el Global Risks Report 2025, elaborado por el Foro Económico Mundial con motivo de su encuentro anual en Davos. Se trata de un informe de alcance mundial que cumple ya 20 ediciones y que este año ha sido elaborado con la participación de más de 900 expertos de gobiernos, empresas, universidades y organizaciones sociales. Su objetivo es claro: identificar y clasificar los riesgos que pueden alterar la estabilidad del planeta en los próximos años. Pero más allá de su utilidad para quienes diseñan políticas públicas o grandes estrategias geopolíticas, este informe ofrece una lectura especialmente valiosa para los profesionales que están en contacto diario con la actividad económica, como los gestores administrativos.
La primera y más evidente conclusión que ofrece este año el informe es la creciente sensación de que el mundo ha entrado en una etapa marcada por la fragilidad, la fragmentación y la desconfianza. La mayoría de los expertos consultados considera que estamos a las puertas de una década caracterizada por la inestabilidad prolongada, donde los riesgos globales ya no se presentan como crisis puntuales, sino como amenazas crónicas, persistentes y cada vez más interrelacionadas. Para los gestores administrativos, esta constatación es esencial: acompañar a empresas y ciudadanos en este nuevo entorno requiere una mirada estratégica, capacidad de adaptación y lectura constante de un contexto cambiante.
Por primera vez desde su primera edición en 2006, el informe sitúa el conflicto armado entre Estados como el riesgo más probable de provocar una crisis global en el corto plazo. Un 23 % de los expertos considera que las guerras —tanto las que ya están en marcha como las que podrían estallar— son la mayor amenaza a la estabilidad mundial en 2025. La guerra en Ucrania, el conflicto en Gaza, la violencia en Sudán o las tensiones en Asia-Pacífico son solo algunos de los focos que ilustran este panorama. Pero lo más preocupante no es solo la existencia de conflictos armados, sino la erosión de los mecanismos multilaterales de prevención, mediación y resolución. La creciente militarización de las relaciones internacionales y la pérdida de influencia de las organizaciones internacionales hacen que, en este momento, el mundo sea menos capaz de gestionar conflictos que hace una década.
El segundo gran riesgo identificado en el informe es el de los eventos climáticos extremos, que ya en 2023 y 2024 han dejado un reguero de incendios, sequías, inundaciones y olas de calor sin precedentes. El cambio climático ya no es una predicción de futuro: es una realidad que afecta a la agricultura, a las cadenas de suministro, a los seguros, a la energía, al turismo y, por tanto, a miles de negocios que dependen directamente de estos sectores. Para los gestores administrativos, el impacto de esta nueva normalidad ambiental es doble. Por un lado, deben estar preparados para asesorar en la gestión de riesgos derivados de estos fenómenos; por otro, deben conocer e interpretar correctamente los nuevos marcos normativos que se están desplegando en materia de sostenibilidad, eficiencia energética o adaptación al clima, tanto a nivel nacional como europeo.
Pero hay un tercer riesgo que, aunque no encabeza el ranking del corto plazo, sí aparece como una de las amenazas más persistentes y transversales en el horizonte de los próximos años: la desinformación. El informe alerta de la capacidad creciente que tienen actores públicos y privados para manipular información a gran escala, utilizando inteligencia artificial y plataformas digitales para influir en la opinión pública, desestabilizar procesos democráticos o fomentar divisiones sociales. La proliferación de contenidos falsos, manipulados o incompletos no es solo un riesgo político o mediático: también tiene implicaciones económicas directas. La desinformación puede afectar a la reputación de las empresas, a la estabilidad de los mercados, a la confianza del consumidor e incluso a la percepción del riesgo en entornos regulatorios.
Otro riesgo destacado es la creciente confrontación geoeconómica. Las tensiones comerciales entre grandes bloques, la competencia estratégica por los recursos, las barreras tecnológicas y la presión sobre las cadenas de suministro están alterando el equilibrio económico mundial. Los expertos advierten de una tendencia hacia el desacoplamiento: es decir, la fragmentación del comercio global en bloques regionales o ideológicos, con sus propias normas, monedas digitales, infraestructuras tecnológicas y sistemas de gobernanza. Esta tendencia tiene efectos directos sobre las decisiones de inversión, los precios de materias primas, la seguridad jurídica y la necesidad de contar con asesoramiento profesional especializado en un entorno más complejo.
A esto se suma una creciente preocupación por la ciberseguridad. El informe señala que los ataques informáticos, ya sean de origen criminal o estatal, están creciendo en número, sofisticación y daño potencial. La dependencia tecnológica, acelerada por la digitalización de servicios y procesos, ha multiplicado los puntos de vulnerabilidad. Las pequeñas y medianas empresas, que a menudo no cuentan con sistemas avanzados de protección, son especialmente vulnerables. Un ciberataque puede suponer desde una interrupción en el servicio hasta el robo de datos sensibles, pasando por pérdidas económicas o sanciones legales. La recomendación general es clara: invertir en ciberseguridad ya no es una opción, sino una necesidad básica para operar con garantías en el entorno actual.
Más allá de los riesgos individuales, el informe insiste en un elemento clave: la interconexión entre amenazas. Vivimos en un sistema global donde los problemas se potencian unos a otros. Un desastre climático puede generar escasez de alimentos, aumento de precios, protestas sociales y, finalmente, inestabilidad política. Un conflicto regional puede provocar interrupciones en el comercio, pérdida de empleos, caída del consumo y crisis financiera. Una campaña de desinformación puede desencadenar decisiones erróneas por parte de inversores o gobiernos. Esta lógica de sistemas complejos exige un cambio de enfoque: no basta con reaccionar a los riesgos cuando se materializan, es necesario anticiparlos, prevenirlos y, sobre todo, estar preparados para responder a sus efectos en cadena.
En este contexto, el rol de los gestores administrativos adquiere una relevancia estratégica. No se trata solo de ser intermediarios entre el ciudadano o la empresa y la administración. El gestor administrativo es hoy más que nunca un asesor de confianza, un intérprete del entorno normativo, un organizador de la documentación crítica, un facilitador de procesos y, en muchos casos, un profesional que puede alertar de cambios que afecten a la viabilidad de una actividad económica. Su conocimiento de la realidad regulatoria, su capacidad de adaptación y su cercanía al tejido empresarial le otorgan un lugar privilegiado para acompañar a sus clientes en tiempos de incertidumbre.
Las recomendaciones del Foro Económico Mundial, aunque formuladas a gran escala, pueden traducirse perfectamente al ámbito del despacho o la pyme. Fomentar la resiliencia institucional implica ayudar a que las empresas cuenten con planes de contingencia, con evaluaciones de riesgos actualizadas y con estructuras ágiles. Anticipar el cambio normativo requiere mantenerse informado y formar parte de redes profesionales activas. Apostar por la sostenibilidad no es sólo una cuestión de imagen, sino una obligación jurídica creciente que implica nuevas obligaciones fiscales, contables y de gestión. Invertir en ciberseguridad debe ser una prioridad incluso en pequeñas organizaciones. Y participar en espacios de colaboración interprofesional —colegios, asociaciones, plataformas— permite compartir buenas prácticas y soluciones innovadoras ante problemas comunes.
En definitiva, el Global Risks Report 2025 no es un documento lejano, pensado para diplomáticos o directores de grandes multinacionales. Es una herramienta útil, actual y bien documentada que alerta de los principales desafíos que están por venir. Para los gestores administrativos, representa una llamada a fortalecer su papel como profesionales clave en la transición hacia un entorno más complejo, pero también más resiliente y adaptado a los nuevos tiempos. La prevención de riesgos no solo empieza por el Estado o la gran empresa: también se construye cada día desde los despachos, las gestorías, los equipos de asesoramiento y la relación continua con los clientes.
Conclusiones: un mundo incierto, una profesión imprescindible
El Global Risks Report 2025 no es un simple compendio de amenazas, sino una alerta bien argumentada sobre el tipo de mundo en el que ya estamos viviendo. La intensidad de los conflictos, el avance imparable del cambio climático, la amenaza silenciosa de la desinformación y los desafíos derivados de la aceleración tecnológica no son riesgos abstractos. Son realidades que afectan —y seguirán afectando— a las empresas, los ciudadanos y las instituciones.
Para los gestores administrativos, este diagnóstico debe entenderse como una llamada a fortalecer su papel como aliados estratégicos del tejido económico. Ya no basta con tramitar, ordenar y cumplir: hay que interpretar, anticipar y acompañar. En un entorno donde las reglas cambian rápidamente y la complejidad se multiplica, la figura del gestor administrativo cobra aún más valor como garante de legalidad, como facilitador de soluciones prácticas y como figura cercana que ayuda a navegar la incertidumbre con conocimiento y responsabilidad.
Este informe nos recuerda que los riesgos no esperan. Pero también nos muestra que, con información fiable, con criterio profesional y con capacidad de adaptación, es posible prepararse mejor. Conocer los grandes riesgos globales es, hoy más que nunca, una herramienta al servicio de quienes trabajan cada día para que las cosas funcionen.
Además, el informe deja entrever que muchos de los riesgos ya no se desarrollan en ciclos largos, sino que pueden escalar en cuestión de semanas o incluso días. La velocidad con la que se propagan los ciberataques, los efectos en cadena de una catástrofe climática o el impacto inmediato de una campaña de desinformación obligan a las organizaciones a incorporar una lógica de anticipación en todos sus procesos. La resiliencia ya no es una cualidad deseable: es una condición necesaria para la supervivencia, también para las pequeñas y medianas empresas. En este punto, los gestores administrativos tienen una oportunidad única para liderar la implantación de sistemas de prevención, auditoría interna y actualización continua de procedimientos.
El informe también refuerza una idea que cada vez está más presente en la profesión: que los grandes desafíos globales deben abordarse desde soluciones locales. Muchos de los riesgos identificados por el Foro Económico Mundial —desde la vulnerabilidad energética hasta la gestión de recursos hídricos— tienen su reflejo inmediato en municipios, comarcas y comunidades donde los gestores desarrollan su labor. Acompañar a los pequeños negocios en la digitalización, en la transición ecológica o en la internacionalización no es solo una cuestión de eficiencia, sino de compromiso con el entorno. Cuanto más preparados estén nuestros clientes, más preparada estará nuestra economía frente al riesgo.
Por todo ello, el Global Risks Report 2025 no debe guardarse en una estantería ni resumirse en una infografía. Debe formar parte del debate interno de nuestra profesión, de nuestras jornadas técnicas, de nuestras estrategias de actualización y de nuestros mensajes públicos. Conocer los riesgos globales, traducirlos al contexto español y ofrecer soluciones concretas es una manera de seguir demostrando que el gestor administrativo no es solo un técnico experto, sino un profesional comprometido con el desarrollo sostenible, la seguridad jurídica y el bienestar colectivo.