La nueva crisis trumpista con el cobre chileno

La Administración Trump anunció recientemente que impondrá un arancel del 50% a las importaciones de cobre refinado, una medida que entrará en vigor el 1 de agosto de 2025. Esta decisión ha encendido las alarmas en Chile, que actualmente provee el 71% del cobre refinado que importa la primera economía del mundo. Dada la magnitud de esta relación, el anuncio tiene importantes implicancias económicas y geopolíticas.

Chile es el principal productor mundial de cobre, con una participación del 26% del total global. En 2024, exportó cobre a Estados Unidos por un valor de 5.080 millones de dólares, lo que representa aproximadamente el 11,1% de sus exportaciones de este mineral. Si bien este porcentaje puede parecer moderado, equivale a cerca del 2% del PIB chileno. Además, el 45% de esas exportaciones provienen de Codelco, la empresa estatal chilena, lo que muestra una fuerte concentración en pocos actores y mercados.

Estados Unidos, por su parte, depende en gran medida de las importaciones de cobre: solo produce el 5% del cobre que consume. Por ello, hasta ahora ha mantenido una relación estratégica con Chile en este ámbito. Sin embargo, esta nueva política arancelaria amenaza con alterar ese equilibrio.

Reacciones del mercado

El anuncio del arancel tuvo efectos inmediatos. En la bolsa de materias primas Comex, el precio del cobre se disparó un 17%, alcanzando los 5,9 dólares por libra, un máximo histórico. Al mismo tiempo, el peso chileno se depreció un 2,18% frente al dólar, aunque mantiene una apreciación del 3,34% en lo que va del año. Según BBVA Research, se espera que estas fluctuaciones se estabilicen a mediano plazo, con precios en torno a los 4,20–4,30 dólares por libra, sostenidos por la alta demanda global, sobre todo debido a la transición energética.

 

Gráfico 1: Precio del cobre en diferentes mercados internacionales

Fuente: Capital Economics

El gobierno de Gabriel Boric ha adoptado una postura cautelosa, subrayando que el arancel lo pagan los importadores estadounidenses y no los productores chilenos directamente. Aun así, se están tomando medidas para mitigar sus efectos. Entre ellas, destaca un plan para diversificar los mercados de exportación, con un enfoque especial en China, India y la Unión Europea. También se está considerando activar los mecanismos de solución de controversias incluidos en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

 

Gráfico 2: Principales países exportadores de cobre en el mundo

Fuente: Reuters[1]

La medida también implica costos importantes para EE. UU. El cobre es esencial para sectores estratégicos como la industria de vehículos eléctricos —que requieren entre tres y cuatro veces más cobre que los autos convencionales—, la infraestructura de energías renovables y la tecnología de defensa. Según Oxford Economics, el arancel elevará en un 7% el precio del cobre dentro de EE. UU., afectando la competitividad de su industria manufacturera.

Con esta nueva política, es probable que se reconfiguren los flujos internacionales de cobre. China, que ya consume el 58% del cobre mundial, podría absorber parte del volumen que Chile deje de enviar a Estados Unidos, reforzando aún más su posición dominante. En cambio, países como Perú, también grandes productores de cobre, no están tan expuestos al mercado estadounidense: sus exportaciones a ese país representan solo el 0,3% de su PIB.

A corto plazo, tanto Chile como Perú enfrentarán impactos limitados, ya que Estados Unidos no puede reemplazar rápidamente sus importaciones. No obstante, a largo plazo, si EE. UU. logra aumentar su producción interna a través de subsidios o políticas de desregulación, el precio internacional del cobre podría verse presionado a la baja, lo que afectaría a todos los exportadores.

Frente a este panorama, Chile necesita mirar más allá de la diversificación geográfica. Una estrategia clave será agregar valor a sus exportaciones de cobre, fomentando el desarrollo de industrias locales de procesamiento y manufactura. La medida estadounidense pone en evidencia cómo los minerales estratégicos están cada vez más sujetos a tensiones geopolíticas.

Chile también podría recurrir a la Organización Mundial del Comercio (OMC) si considera que los aranceles violan normas internacionales o el tratado bilateral con EE. UU. Al mismo tiempo, podría presionar para que se le otorguen excepciones similares a las que probablemente se concedan a aliados como Canadá, evitando así desventajas competitivas en el mercado norteamericano.

En suma, el arancel estadounidense sobre el cobre chileno refleja un cambio de fondo en el comercio internacional, marcado por el proteccionismo y la politización de recursos clave. Mientras Estados Unidos corre el riesgo de encarecer su industria, Chile tiene la oportunidad de repensar su modelo exportador. La clave estará en diversificar no solo los destinos, sino también los productos, y en fortalecer sus capacidades industriales para reducir la vulnerabilidad frente a decisiones unilaterales de socios estratégicos.

 

[1] https://www.reuters.com/graphics/USA-TRUMP/TARIFFS/akvexqkkkpr/