El colapso del modelo de movilidad en España (y lo que viene de Europa)

España se encuentra al borde de lo que ya se podría considerar el colapso de su modelo de movilidad. No por falta de infraestructuras, sino por el abandono sistemático en su mantenimiento, la escasa inversión pública neta y una planificación frágil. Las cifras más recientes evidencian que, aunque en apariencia hay progreso, la realidad estructural sigue siendo preocupante.

Inversión pública en infraestructuras: solo un espejismo

En 2024, la inversión pública bruta alcanzó los 34.868 millones de euros, un incremento del 5,9 % respecto a 2023, sobre todo gracias a los fondos europeos Next Generation EU, lo que representa un crecimiento del 40 % entre 2019 y 2024[1]. Sin embargo, este impulso esconde una sombra: gran parte de esa inversión solo cubre la depreciación del capital, y apenas un 25 % constituye inversión neta, es decir, destinada a generar nuevas infraestructuras efectivas. La inversión neta real se ubica en una cifra muy inferior, estancada y claramente insuficiente.

Infraestructuras cada vez más deterioradas

Desde la crisis de 2008, la inversión en infraestructuras públicas sufrió un desplome que aún no se ha revertido. Aunque ha crecido un 34,7 % en términos reales desde 2019, en 2024 estuvo todavía un 17,6 % por debajo del nivel de 1995 y un 63 % por debajo del récord de 2009, representando apenas el 5,3 % de la inversión total.

  • Infraestructuras viarias: en 2024, 5.071 millones de euros se destinaron a carreteras, solo un ligero aumento del 0,7 % respecto al año anterior.
  • Ferrocarril: la inversión ferroviaria llegó a 4.322 millones en 2024, con un crecimiento del 4,3 %, pero esto resulta insuficiente frente al deterioro acumulado.
  • Infraestructuras hidráulicas, esenciales ante el cambio climático: su inversión está un 42 % por debajo del nivel de 1995, pese a un leve repunte en 2024 (2,695 millones, +2,4 %).

Pérdida de competitividad y seguridad vial

El estado de nuestras carreteras es crítico: prácticamente la mitad de la red sufre daños estructurales como baches y firme deteriorado. Se estiman 14.000 millones de euros necesarios solo para ponerlas a punto. Esto no solo afecta directamente la seguridad vial, sino también incrementa el consumo de combustible y los costes logísticos, con un impacto negativo en toda la movilidad nacional.

Un futuro con retraso en alta velocidad y transporte público

El modelo ferroviario —hasta hace poco emblemático— está envejecido y requiere 12.000 millones de euros en mejoras y la incorporación de más de 400 trenes nuevos para ganarse de nuevo la confianza de los viajeros. Y a nivel de red, asociaciones como Seopan reclaman un plan ambicioso: 150.833 millones de euros entre 2024 y 2035 para renovar y expandir redes viarias, ferroviarias, puertos y aeropuertos.

Crónica de una crisis anunciada

Este colapso del modelo no es producto de un error puntual, sino la consecuencia de decisiones estructurales. Desde la gran recesión, la inversión pública neta pasó a niveles negativos, incapaz incluso de cubrir la depreciación del capital; la recuperación solo comenzó tímidamente en 2021, impulsada por fondos europeos. Mientras tanto, el sector privado sigue sin despliegue, estancado y lejos de alcanzar los niveles de 2019.

Poco a poco nos vamos acercando a las fechas críticas señaladas por la política europea. Y conforme nos acercamos vemos las enormes limitaciones que como sociedad tenemos para ir a rebufo de un liderazgo europeo que hoy en el contexto mundial está desfigurado. De poco sirve enseñar el % de reducción de gases de efecto invernadero (GEI) sobre el total mundial por parte de la UE, dado que la ‘partida global’ está en otro sitio.

Más aún después de la victoria de Trump y la reconfiguración de nuevo del tablero geopolítico, donde el protagonismo está en la esfera comercial y los movimientos de inmigración que en una lucha contra el cambio climático con voces científicas, políticas y de relevancia social cada vez más críticas con la influencia real que tiene el comportamiento del ser humano sobre las temperaturas, el nivel del mar o el deshielo de los polos.

Aun con todo ello, no es realista pensar que la posición europea gire considerablemente hacia una mayor racionalidad en las políticas que afectan a sectores como el de la movilidad. Lo más probable es que establezca moratorias, frenos o ‘hiberne’ algunas medidas si los sectores afectados protestan lo suficiente y se convierten en un motivo de preocupación para Bruselas. En caso contrario, continuará con la inercia de la implementación de las medidas aprobadas en los Reglamentos y Directivas de la pasada Legislatura 2019-2024 aunque sea sólo por no perder su única bandera política real que es la de la ‘Europa sostenible’.

Esto lo hará mientras construye otras como la ‘Europa industrial’ o la ‘autonomía estratégica europea’ que, en el momento actual, constituyen una oportunidad en términos de lobby para influir en paquetes como el ‘Clean Industrial Deal’[2] que permitan incluso entrar en contradicción con normativas anteriores y estas últimas acaben superponiéndose. Estirar el concepto ‘industria’ está permitiendo que sectores que no han estado tradicionalmente encajados ahí puedan encontrar un espacio enganchándose a conceptos como el de la ‘autonomía estratégica’.

Hacia un nuevo modelo

Superar esta crisis exigirá más que discursos: un pacto de Estado, que deje de ser reactivo y asegure inversión sostenida. Es necesario redefinir prioridades: ante los desafíos del cambio climático, la movilidad sostenible y la cohesión territorial, España no puede permitirse más parches. La inversión neta, en infraestructura funcional, debe ser la base de una estrategia de largo plazo.

En suma, el modelo actual de movilidad en España está al límite. Invertimos—aparentemente—pero no lo suficiente en realidades. Es fundamental mirar hacia el futuro con valentía: redefinir prioridades, blindar inversión y recuperar la confianza pública en el transporte, la seguridad y la cohesión territorial. Solo así podremos evitar que el colapso sea irreversible.

[1] https://www.fbbva.es/noticias/inversion-total-espana-recupera-cifras-prepandemia-2024/

[2] https://www.euractiv.com/section/eet/news/revolutionary-clean-industrial-deal-needed-for-a-sustainable-and-competitive-europe/