Hay que garantizar la asistencia sanitaria
La salud del conjunto de la sociedad es un factor fundamental del bienestar de esta, asimismo también es esencial para la economía, por los costes directos que genera su tratamiento y por los costes indirectos que también genera la enfermedad, como el absentismo laboral, bajas permanentes, entre otros.
Existen dos modelos de sistema sanitario público, el profesional y el universal. El primero se estableció en España, a principios del siglo XX, con el seguro de enfermedad, que cubría al trabajador por la incidencia que tenía la misma, en la reducción de su capacidad de trabajo, y se financiaba con cotizaciones directas. El sistema universal de salud cubre las contingencias de los ciudadanos por el hecho de serlo, y se financia con impuestos.
El modelo profesional en España permaneció vigente más de medio siglo; aunque posteriormente fue universalizándose, esto supone que es gratuito en todo el proceso medico de diagnóstico y tratamiento, y no lo es en el caso de las medicinas, que se financian por el paciente en una pequeña parte.
El gasto del Sistema Nacional de Salud se ha ido incrementando hasta representar actualmente el 6,3% del PIB. Este importante aumento del gasto sanitario tiene su origen en el envejecimiento de la población y en el aumento de los beneficiarios, en gran medida fruto de la inmigración, a pesar de la fuerte caída de la natalidad en España.
La mejora de la medicina ha aumentado las expectativas de vida; y el envejecimiento de la población, ha ocasionado el paso de un modelo asistencial sanitario enfocado al tratamiento de enfermedades agudas, a uno que se enfrenta sobre todo a enfermedades crónicas; lo que significa un incremento exponencial de los costes. Se trata de un servicio público descentralizado por Comunidades Autónomas. La falta de una suficiente y necesaria coordinación entre las mismas, de cara a la atención al paciente,también incrementa los gastos del modelo. Tan solo ocho comunidades autónomas comparten el historial clínico del paciente.
El modelo de sanidad universal puede hacerse insostenible a medio y largo plazo por el rápido incremento de las necesidades financieras; para evitar llegar a esta situación, es necesario introducir importantes cambios dentro del propio Sistema Nacional de Salud (SNS).
La colaboración público-privada en sanidad es imprescindible para garantizar la sostenibilidad del SNS y la mejor atención a los ciudadanos.
Esta necesaria colaboración redunda en una mejora de calidad del servicio que se traslada y beneficia al paciente. Los enfermos, los ciudadanos, y los votantes, desean el mejor diagnóstico y tratamiento independientemente de quien lo preste, público o privado; sin perder el carácter universal y que garantice la sostenibilidad del modelo.
La Sanidad Privada representa actualmente del orden del 3,5% del PIB y cuenta en muchos casos con tecnologías más desarrolladas, que pueden y deben estar al alcance de cualquier enfermo.
Hay que reflotar las mutualidades como Muface, que trasladan pacientes a la Sanidad Privada, liberando una parte de la Sanidad Pública, si lo elige voluntariamente el funcionario que tiene esta opción.
Asimismo, hay que beneficiar fiscalmente las pólizas sanitarias privadas, que también reducen la demanda de Sanidad Pública. En la actualidad el SNS estaría colapsado, si no existieran estas alternativas, mutualidades o pólizas privadas, que reducen los pacientes de la Sanidad Pública.
EL BCE BAJA NUEVAMENTE TIPOS.
El Banco Central europeo redujo un 0,25% su tipo de interés de intervención, para situarlo en el 2%. ; se trata de la octava bajada casi consecutiva desde que considero que la inflación se estaba reduciendo y acercándose al objetivo de estabilidad del 2%.
De hecho, la bajada del pasado 5 de junio se ha producido con un IPC medio de la Zona euro del 1,9% en mayo, situado por debajo del objetivo.
Aunque la inflación se considera controlada, sobre todo por los bajos precios del petróleo, y el crecimiento de los países del euro está siendo muy moderado; posiblemente se produzca un cambio en la política monetaria del BCE; o no realizara más bajadas o solo una adicional del 0,25%; posiblemente después del verano, para estabilizar sus tipos en el 1,75%.
Afortunadamente no parece que se repitan los errores del pasado de llevar los tipos de interés al terreno negativo.
Ante el riesgo de inflación por la política arancelaria de Donald Trump, La Reserva Federal Norteamericana, sigue manteniendo sus tipos de interés en el 4%-4,25%; y no parece que los modificara a muy corto plazo.